The Imitation Game

El matemático británico Alan Turing fue una figura clave durante la Segunda Guerra Mundial al conseguir descifrar los códigos de la máquina Enigma de los nazis, logro que abrió el paso a la futura victoria aliada. En 2001 Michael Apted ya llevó al cine tal hazaña, y ahora el cineasta noruego Morten Tyldum se aventura con una nueva adaptación, más centrada en el personaje central que la anterior. Si en 'Enigma' fue John Barry quien recreó con su inconfundible estilo la mencionada recreación histórica, ahora nos encontramos con el francés Alexandre Desplat, que en el último lustro ha escrito unos 40 scores, la mayoría para la gran pantalla. Es, sin la menor duda, el compositor más prolífico de las últimas décadas y lo que resulta aún más plausible, sin apenas resentirse artísticamente. Con 'The imitation game' retoma su particular personalidad estilística caracterizada por el empleo de una técnica basada casi en exclusiva en el ostinato. Pero Desplat no se deja embaucar por el lado más predecible de dicha técnica sino que, con suma pericia, nos cautiva cual encantador de serpientes a través de una progresión armónica circundante que dibuja a la perfección la línea dramática de la historia. Parte de un tema central de gran sensibilidad para proseguir con toda una sucesión de melodías más o menos incidentales cuya principal virtud es la sencillez plena de naturalidad.

Lo mejor: el tema principal.
Lo peor: pensar que el estilo de Desplat tiene fecha de caducidad.